domingo, 1 de febrero de 2015

Enseñar a escuchar: tenemos dos oídos y una sola boca







La enseñanza de la destreza de comprensión oral suele ser una de las más complejas. Por alguna razón es dónde los alumnos se sienten más inseguros. ¿A qué se debe esto? Supongo que hay múltiples razones. Abrir un libro o un periódico nos da la certeza de que podemos ir a nuestro ritmo. Y además el libro no nos juzga. Si no lo entendemos, lo cerramos y santas pascuas



Sin embargo, cuando mantenemos una conversación tenemos permanentemente un feedback y, automáticamente, nos sentimos juzgados. ¿Quién no ha sentido, hablando una lengua extranjera eso de "debió pensar que era tonto, porque no entendí nada". Así pues, suele ser una de las partes más conflictivas del aprendizaje.



Sin embargo, no podemos olvidar que lo que más hacemos es escuchar. Me encanta la cita de Walter Loban que dice "Escuchamos un libro al día, hablamos un libro a la semana, leemos un libro al mes y escribimos un libro al año". Nos da una idea de hasta que punto es relevante aprender a escuchar para la vida real". Otra de las citas que me encanta es "Tenemos dos oídos y una boca para escuchar el doble de lo que hablamos" Evidentemente, no se refiere en exclusiva al mundo del aprendizaje de lenguas, pero podría aplicarse también. Antes va la escucha y luego, si acaso, hablamos.



Uno de los problemas actuales en la enseñanza de la comprensión oral es que a veces se orienta de forma que el contexto previo al ejercicio de escucha, las instrucciones y la tarea a desarrollar no tienen que ver con la destreza oral, sino con otras. Pensemos en el clásico ejercicio en el que ves una foto, deduces qué está pasando, lees las instrucciones por escrito y, finalmente, rellenas una serie de huecos o eliges una opción dentro de un texto dado.



Hay autores que se cuestionan, por tanto, el papel del oyente. Quizá no debería contestar preguntas formuladas por escrito, sino plantearse que la comprensión y la producción oral, en la vida, suelen estar interrelacionadas y retroalimentadas, y que en muy pocas situaciones se es un oyente exclusivamente.



Por otro lado, hay aquí otro campo en el que se puede plantear el aprendizaje colaborativo y por proyectos. Por ejemplo, planteando ejercicios de escucha en grupo se pueden comparar distintas versiones de lo entendido, debatir o poner dos mentes a trabajar con un fin concreto, lo cual lleva, generalmente, a mas éxito que trabajar de forma individual.




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