Hola chicos y chicas. Me he encontrado este artículo, a cerca de si los parámetros de evaluación universitario dejan hueco a la creatividad o por el contrario la matan y me he sentido identificada en algunos aspectos.
Creo que a la hora de trabajar tiendo más a la creatividad que a la disciplina, y más al caos que a la organización. Cuando me dan una tarea, suelo empezar a darle vueltas a cómo podría aplicarla, a estudiar su potencial, más que a pensar en la evaluación. Vengo de un sector profesional, el teatro y las artes escénicas, en el que la originalidad y la sorpresa se valora más que la corrección. Para una producción concreta se puede alterar el largo y el ancho de un escenario, ponerle tarimas rosco para aumentar su extensión, montar un trust para poder iluminar lugares extra-escénicos y hasta cambiar el patio de butacas para que el público vea la función desde arriba, desde abajo o desde atrás. Se puede contar Ivanov en un salón-comedor.
Como alumna egresada, revisitar la universidad me han dado más de un quebradero de cabeza. A veces, a partir de una tarea asignada, preparo ejercicios que me interesan considerando a un alumno concreto, y no me paro a pensar si en su formulación tiene tres, cuatro o cinco renglones, a si es o no es correcto. Me cuesta interiorizar que en la universidad a menudo sólo hay una forma correcta de hacer las cosas, en base a unos muy concretos criterios de evaluación.
Me honraría que lo leyerais y me dierais vuestra opinión.
Saludos
¡Hola Nadia! No sé si las universidades matan la creatividad, pero creo que en algunas carreras al menos no se fomenta lo suficiente. Por ejemplo en mi caso, habiendo estudiado filología inglesa, pues en muy pocas materias se me ofreció la libertad suficiente para hacer algo un poco distinto, más original, menos habitual. Por suerte, he de admitir que fue básicamente en las asignaturas de literatura en las que pude innovar un poco más: por ejemplo, comparar obras de otras literaturas distintas a la inglesa con la literatura inglesa. En mi experiencia en el instituto tampoco se explotó nuestra creatividad lo suficiente a mí modo de ver, como parece que se está haciendo ahora un poco más, por lo que nos cuenta nuestra profesora Luz: por ejemplo, en su materia de inglés, darle la libertad a los alumnos de que graben cortos, inventen historias, comenten cuadros, etc, y todo en inglés. Estoy segura de que si ayudamos a desarrollar las distintas creatividades de nuestros alumnos (porque cada uno es creativo a su manera) su motivación aumentará y seguro que sus resultados académicos mejoran. ¡Un saludo!
ResponderEliminarCuanto más leo más complicada (y, a la vez, apasionante) me parece esta profesión. No puedo emitir una opinión demasiado articulada, me faltan tablas, me falta experiencia. Ahora mismo solo me ronda el pensamiento que parece, al menos desde la distancia, tan difícil evaluar objetivamente, pero a la vez, potenciando y considerando la creatividad....¡Gracias por hacernos pensar con cada entrada!
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con el comentario de Ana. Yo he estudiado Lenguas Extranjeras (equivalente a la antigua filología) y puedo decir que salvo en las asignaturas de literatura en las que podías ser algo más creativo, por el resto no tuve ocasión de hacer algo fuera de las pautas de un profesor. Ahora que recuerdo, durante mi año erasmus en Coventry (Inglaterra) en muchas asignaturas el profesor daba unas pocas pautas al principio sobre los trabajos pero luego éramos los alumnos los que nos teníamos que buscar un poco la vida. Al principio obviamente estaba muy perdida pero a medida que pasó el curso me hizo dar cuenta de que de esa forma nos hacían sacar lo máximo de nosotros mismos, cosa que no ocurrió durante mi carrera por ejemplo. Muchas gracias por tu aportación Nadia, y el tema es muy interesante!
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